domingo, 29 de enero de 2012

Perdón


Hay tantas formas de justificar nuestras acciones, con pretextos simples y baratos que tratan de atenuar nuestra pena y sentido de culpa acerca de cosas que hemos hecho a través del tiempo, algunas veces mostramos mas remordimiento que otras, el problema empieza cuando nos volvemos indiferentes ante el dolor ajeno, ante el dolor propio y ante el dolor en general.


Quiero pedir disculpas al amor, por nunca haberlo entendido, por dar de mas cuando pedía menos, por no estar ahí cuando me necesitaba, y por estar cuando necesitaba su espacio. Nunca supe lo que me pedias no importaba en la manera en que te manifestaras, y a pesar de que a la fecha probablemente no se lo que quieres, quiero encontrar tu amnistía para pedir una oportunidad nueva y prometerte que la próxima vez no fallare.

Necesito pedirle perdón a mi mente, por no comprender que lo que quería no siempre es lo que necesitaba, a mi pasión por esperar hasta el ultimo momento para hacerla valer, quiero la indulgencia de mi corazón por no saber cuando decirle que no, y por no saber cuando decirle que si.

Pedir, siempre pedir, por que hoy es necesario, que mi cuerpo me exonere por no tratarlo con el respeto que se merece, por buscar justificar en acciones tontas y descuidadas placeres que al final solo traen una resaca de una mixtura entre buenos recuerdos y dolores donde al final se diluye la parte del buen recuerdo y solo queda en un dolor que pudo ser prevenido si me hubiera respetado mas a mi mismo.

Disculpas a mi emoción por serle infiel con placeres temporales que hacían que mi mente no estuviera completamente entregado a ella a pesar que lo único que buscaba era hacerme feliz a corto, mediano y largo plazo.

Necesito pedirle perdón a todas las personas a las quienes he juzgado, especialmente a las que no conozco, no soy nadie para definirlos, que cosa tan mas difícil, definir a alguien; no puedo hacerlo ni siquiera conmigo mismo, solo se a quien he fallado, se de las veces que me ha importado y se de las veces que no. Si alguna vez te lastime y me importo, créeme que hoy me importa tu aprobación mas no me es indispensable; y si alguna vez te lastime y no me importo, hoy sé que no merecías mis palabras hirientes, mis acciones impensadas y entiendo si decides ignorar mis palabras.

Se vale empezar de nuevo. Siempre.




No hay comentarios:

Publicar un comentario